La Piedra Translatofal

El blog de traducción de Sergio Núñez Cabrera

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Mi presentación en las V JOL de la ULPGC

La semana pasada tuve el placer de participar en las V Jornadas de Orientación Laboral de la ULPGC. Lo cierto es que me sorprendió sobremanera que contaran conmigo, porque considero que hay ponentes mucho mejor preparados que yo. A decir verdad, abordé la tarea con sentimientos enfrentados, pues, por un lado, es todo un halago y un honor que cuenten con uno para este tipo de certámenes y, por otro, me siento demasiado «poquita cosa» como para plantarme delante de un grupo de alumnos y ponerme a darles consejos como si fuera un Manuel de los Reyes o una Curri Barceló. ¡Si yo acabo de llegar, como quien dice! Además, soy consciente de que el Eneti 2013 aún está muy presente en la memoria de los asistentes, así que esta entrada no es tanto un «¡Oye, oye, que yo también molo!» sino un «Eh, mirad lo que he hecho» muy humilde.

Al final me remití al famoso adagio que reza algo parecido a que las mejores ideas son las más sencillas, por lo que me limité a ser humilde y a contentarme con relatarle al público mi experiencia. Como iba a participar en la mesa redonda dedicada a los posgrados y había sido el equipo de profesores del Máster en Traducción Profesional y Mediación Intercultural de la ULPGC el que me había invitado, consideré más que oportuno incluir mi experiencia en dicho posgrado. Por último, dedicaría una pequeña parte de la ponencia a compartir con los asistentes mi escaso saber sobre esto de ser un vástago de Hermes 2.0 (2.0 el vástago, no la divinidad; por ser pomposo me ha salido un nombre que bien podría ser el de una herramienta CAT).

Como a un servidor le hacía ilusión exponer en el mismo sitio que acogió hace tantos años a Xosé Castro (fue una charla suya la que me terminó por convencer de que lo mío era traducir, inspiración por la que siempre le estaré agradecido), decidí poner toda la carne en el asador y preparar mi presentación no con Power Point, sino con Prezi, pues había visto los resultados y quería imbuirle un poco de estilo a mi intervención. Así pues, comencé a trastear con el programa y, tras una curva de aprendizaje un poco empinada (la culpa la tengo yo, que conste; una vez practicas un par de conceptos básicos es coser y cantar), creé la presentación, que podéis ver más abajo:

Cuando acabé, descubrí que mis amigos y mi chica me habían sacado fotos e improvisado un vídeo con un Samsung Galaxy Mini, por lo que ahí van una serie de advertencias:

  1. No se pongan los cascos. De vez en cuando, el público y la cámara (hablo de la agente, no del objeto) se ríen y producen una onda acústica revientatímpanos. Lo mismo sucede con los breves aplausos del final.
  2. Como he dicho antes, el vídeo es una improvisación: se suponía que los únicos documentos gráficos serían las fotos. No se asusten por el pulso tipo Monstruoso (nunca me gustó que tradujeran Cloverfield así, pero sobre gustos…) de la cámara (sí, la agente) ni por la calidad. Además, el vídeo termina de forma abrupta. Habrá que esperarse al DVD (duvedé) con los extras y las escenas eliminadas.
  3. He subtitulado el vídeo. Por supuesto, me he permitido el lujo de adornar mi discurso para que se entienda mejor y como aliciente para que no se pongan los cascos. Si no aparecen los subtítulos, actívenlos en el botoncito con las dos «c», en la esquina inferior derecha del reproductor.
  4. Sólo tenía alrededor de diez minutos para exponer, por lo tanto, tuve que tocar los conceptos muy por encima.

Sin más dilación, la peli de miedo:

Esto me ha servido para darme cuenta de debilidades que tengo que mejorar en cuanto a mis dotes como orador.

  1. Hago muchas pausas. Con razón había gente en la carrera que me decía que le transmitía tranquilidad, ¡no me extraña! Parece que voy en primera (marcha, no clase).
  2. Por extraño que parezca, paso del «ustedes» al «vosotros» a mitad de presentación. Con razón hay quien me pregunta si soy peninsular o alemán o inglés o francés o «ciudadano europeo» (true story).
  3. Uso muletillas y carezco de fluidez.

Sin embargo, no todo va a ser malo. Creo que estos han sido mis puntos fuertes:

  1. A mitad de vídeo me solté y dejé caer un par de chascarrillos. El público lo agradeció.
  2. No usé el infame on line para referirme a los cursos en línea.
  3. Con el tiempo del que dispuse y la falta de práctica, creo que toqué varios temas útiles para los asistentes.
  4. No es lo mismo presentar en un salón de actos que en una clase. Sin embargo, creo que copé bastante bien con ello; nunca me he puesto nervioso cuando he tenido que exponer.

Lo cierto es que tanto el público como el profesorado me felicitó por la minicharla y parece que hubo gente que «se quedó con mi nombre». Por lo que me contaron, los alumnos salieron inspirados y, en realidad, yo mismo salí con las pilas cargadas. Fue muy terapéutico.

De todos modos, prefiero pecar de ser demasiado crítico conmigo mismo. Seguro que la siguiente sale mejor.

En cuanto me pasen las fotos las colgaré. Mi amigo me ha dicho que tiene que retocarlas.

Espero que me ponga muchos abdominales.

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